Ya sé que no es lo mismo, que nos falta el bullicio de la gente, los apurones, las compras, las luces y los olores, pero me he planteado que si esta semana tenía pensado ir, voy a ir.
Cada día haré un par de visitas con mi taza de té (o gintonic) en la mano y practicaré mi inglés y disfrutaré de Londres de manera cómoda y segura.
Empecemos por las visitas a los museos
Siempre es bueno darse una vuelta por esos grandes museos por todos conocidos y que además, incluso de manera presencial, siguen siendo gratuitos. Toda la sabiduría del mundo al alcance de una donación voluntaria o, en este caso de un click. Si prácticamente en todas mis visitas a Londres entro en la National Gallery (también reconozco una cierta y extraña adicción a las sopas de su cafetería), desde el sofá de mi casa no iba a ser menos.
Como amante del arte, también es una delicia visitar la Courtauld Gallery, aunque suponga perdernos la preciosidad de Somerset House, que es donde está… y la imponente pista de hielo que colocan todos los años en esta época.
Si en cualquier época del año una visita presencial al Natural History Museum es recomendable, a partir de noviembre es un must porque instalan una pista de hielo y es doble disfrute. Olvidémonos de patinar, salvo que sea por el pasillo en calcetines, pero sí que hay un fascinante Tour Virtual que te ofrece la sensación de estar en el museo de verdad, con charlas interactivas dos veces a la semana, un tour de la mano de Sir Richard Attemborough y la oportunidad de descubrir las imágenes de los premios Wildlife Photographer of the Year.
También, como no hay mal que por bien no venga, al visitar el British Museum de manera virtual también te saltas las colas que últimamente se forman, sobre todo producto de los controles de seguridad para entrar.
Palacios, monumentos y edificios del gobierno
Ya que siempre estamos todos a tope con ‘The Crown’, hay que aprovechar y visitar Buckingham Palace, que dicho sea de paso de manera presencial sólo lo puedes hacer en verano cuando no está Isabel II. Quién sabe si los creadores de la serie se dieron así una vuelta para recrearlo.
Alejándonos un poquito de Londres es imprescindible visitar otro de los palacios favoritos de la Reina, a donde solía ir los fines de semana: Windsor Castle, pero que ahora, en tiempos de pandemia, se ha convertido en el lugar de residencia de Elizabeth II casi de manera permanente. La visita es muy muy extensa e incluye las maravillosas Crimson Drawing Rooms y la Semi State Room.
Y también en las afueras, siempre a golpe de click (tendríamos que ir en tren en condiciones normales) está Hampton Court, y aunque no podemos comer en una de sus espectaculares cocinas, sí que la podemos visitar y, por lo menos, no pasar frío. Esto lo digo porque la vez que fui estábamos a -4 y bajo una intensa nevada. Es que incluso de manera virtual también hay posibilidades de ver alguno de los fantasmas que vagan por sus pasillos.