LEYENDA: LA MALDICIÓN DE MAYAHUEL

Existe otra leyenda, donde se nos advierte que jamás se debe de ver directamente a un eclipse para no quedarse ciego. Pero este castigo tiene su origen en la lujuria de un antiguo mexicano que se atrevió a ver completamente desnuda a Mayahuel. Y Destilando México nos cuenta su leyenda.

Muchas veces la mirada puede ser la perdición de las gentes que se atreven a ver más allá de lo conveniente, por lo
que en tiempos prehispánicos los mexicas dejaban que los rayos del Sol bañaran a solas los campos de agaves.

Con un enorme sigilo y respeto, dejaban que el campo se llenara de calor y de energía proveniente del Sol, ya que
las pencas recibían sin ser molestadas esas clientes caricias, por lo que se alejaban hasta que casi llegaba la noche.
Los agaves, con sus pencas que se levantan a todo lo alto, son la tierna representación de la diosa Mayahuel.

Antes que nada mira quién es Mayahuel. Sobre esta diosa existen varias leyendas, y algunas sobre el Eclipse:

Esos agaves simbolizaban sus brazos y sus piernas, y su aguamiel era el líquido de vida que ofrecía de su ser para el
regocijo de todos sus hijos. Los hechiceros eran los que les decían a la gente qué días no deberían ir al campo.

Los representantes de Mayahuel sabían que en algunos días la diosa se ‘bañaba’ desnuda entre las pencas, ya que los
rayos del Sol la envolvían. Todo aquel que se atreviera a ir a espiarla, era muerto de inmediato.

Un hombre, (cuenta la leyenda), se emborrachó de tal manera que, perdiendo la cordura, decidió ir a los campos de
agave para descubrir si era cierto que Mayahuel se bañaba con los rayos del Sol.

Sin que lo vieran, se adentró en los campos cuando de pronto escuchó unos cantos de cenzontle y de pronto vio a
una hermosa mujer morena totalmente desnuda, que recibía el sol desde su cabeza hasta los dedos de sus pies.

Al contacto del Sol, su cuerpo refulgía como el bronce bruñido, Estaba sentada sobre una cama de pencas de agave,
y el hombre se quedó pasmado al ver esas piernas firmes, ese busto majestuoso y ese trasero tan hermoso.
Mayahuel como si fuera crema, se untaba en sus piernas aquellos rayos del Sol, en las plantas de sus pies y en cada
uno de sus dedos… ¡De pronto, los cenzontles la pusieron en alerta de la presencia del intruso!

Pero la mirada de ese hombre no se despegaba de su figura y ella se enfureció ante tal atrevimiento. Brilló de tal
manera que hizo que él levantara asustado la vista.
Antes de seguir, cuando termines de leer, escucha esta historia interesante de Mayahuel:

La miró a los ojos y ella lanzó saetas cegadoras que en ese momento lo dejaron totalmente ciego. Pero no lo mató en
ese instante, sino que lo dejó por un tiempo como ejemplo y advertencia a todo el pueblo mexica. Luego, al final murió.
Para aterrorizar a la gente, provocó un eclipse de Sol, más tuvo la misericordia de avisarle a todos que no vieran al
fenómeno directamente, ya que también podrían perder la vista como aquel insensato.

Es por ello que desde ese día hasta la fecha, la gente no levanta la mirada para ver un eclipse. La ciencia comprobó
que los rayos queman irremediablemente la retina… ¡Los rayos de Mayahuel que hasta la fecha castigan!
La leyenda cuenta que la belleza de Mayahuel es tal, que no la deben de ver los ojos profanos, a no ser a los que
ella escoge para que la conozcan. Mucho menos deben de verla totalmente desnuda, o alguna parte de su cuerpo.

Desde ese día, Mayahuel deja ciegos a todos aquellos que osan desafiar su mandato, ya que se dice que en los días
de eclipse, ella regresa, pero no a los agaves, sino al cielo, a darse sus baños de Sol, y, ¡Ay de aquél que se atreva a verla!
Los hijos que la obedecen, ella los recompensa con un rico bienestar y relajamiento cuando se echan sus shots, ya
sea de tequila, de pulque o de mezcal…

Termina viendo este relato de Mayahuel que no tiene desperdicio: