El segundo día del Bazar Día de Muertos 2025 comenzó con una energía renovada. Los rayos del
sol bañaban la Explanada de la Bandera mientras los emprendedores alistaban sus productos,
decoraban sus espacios y preparaban una nueva jornada llena de magia, cultura y unión
comunitaria.
Bazar Día de Muertos 2025 en la Plaza de la bandera
Desde las cinco de la tarde, el lugar volvió a llenarse de vida. Las familias regresaban con
entusiasmo, y nuevos visitantes se sumaban a la celebración, atraídos por los colores, los sonidos y
el espíritu del evento.
El viento movía las flores de papel, los faroles comenzaban a encenderse, y en el aire flotaba el
inconfundible aroma del pan de muerto, el chocolate caliente y los platillos típicos que recordaban
la calidez del hogar.
El segundo día tuvo un toque aún más familiar. En los puestos, los emprendedores compartían
sonrisas y agradecimientos con quienes se acercaban a conocer su trabajo.
Había productos para todos los gustos: arte local, accesorios, velas, plantas, comida, postres y
creaciones llenas de identidad.
Mientras el sol se ocultaba detrás del malecón, el cielo se pintó de tonos anaranjados y violetas.
Las velas de los altares comenzaron a encenderse una a una, creando una atmósfera mágica que
unió lo espiritual con lo festivo.
El cierre del segundo día
Era el cierre perfecto: un momento de calma, de reflexión y de orgullo. Porque más allá de las
tradiciones, el Bazar Día de Muertos fue también un homenaje a la comunidad, al talento local y a
la unión de todos los que creen en la fuerza de lo hecho en Chetumal.
El evento concluyó con un mensaje claro: que celebrar el Día de Muertos no es solo recordar a
quienes partieron, sino también valorar la vida, el presente, y a las personas que comparten con
nosotros cada instante.
Así se despidió el Bazar Día de Muertos 2025, dejando huella en el corazón de todos los asistentes.
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