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Como saber cuando los dolores persistentes, pueden ser signo de artritis

Como saber cuando los dolores persistentes, pueden ser signo de artritis

Dolores y molestias persistentes: ¿cuándo pueden ser signo de artritis?

Se debe contar con una evaluación médica en caso de presentar algún tipo de dolencia en las articulaciones sin antecedentes de lesiones, de esta manera poder descartar condiciones reumáticas.

Los dolores de espalda son cada vez más frecuentes en la población joven, pues la pandemia, las actividades virtuales, la falta de movilidad y la pérdida de algunas costumbres prácticas nos ha perjudicado en muchos aspectos, más aún si hablamos de las limitaciones físicas que nos hemos impuesto al tener que realizar la mayoría de las tareas desde la comodidad de casa.

 

Sin embargo, este tipo de molestias lumbares puede estar asociado a diferentes factores como es algún tipo de lesión o esguince de la musculatura de esta zona del cuerpo y, de hecho, el Dr. Oscar Soto, reumatólogo especializado, asegura que antes de comenzar a tratar el dolor, es importante determinar la causa.

“En la espalda hay ligamentos, tendones y muchas vértebras, y cada una de estas vértebras está unida por ligamentos. Hay tendones y músculos cerca, por lo tanto, en la espalda, que sostiene nuestro peso puede haber muchas lastimaduras y esguinces en el músculo por movimientos fuertes que hacemos, o fuerzas inadecuadas. Eso causa mucho dolor”, aseguró el especialista.

 

Por lo general, este tipo de molestias suele mejorar con el descanso, el uso de antiinflamatorios y analgésicos simples. En algunos casos, las molestias pueden disiparse cuando corregimos nuestra postura o detenemos la actividad que estamos llevando a cabo.

 

Ahora bien, el experto también es enfático en prestar mucha atención a este tipo de dolores, ya que puede presentarse un dolor de espalda inflamatorio: “Este es el dolor que empeora con el descanso y que mejora con la actividad física. En algunas ocasiones puede interferir con el sueño del paciente despertándose, y haciéndolo levantar para caminar y estirarse un poco porque el dolor no responde al reposo”.

 

Este tipo de dolencias pueden estar asociadas a patologías como la espondilitis anquilosante, y sus síntomas requieren de una evaluación distinta y más específica.

 

“En general, un dolor de espalda que uno puede identificar con algo que uno haya hecho y que mejora con el descanso, es un dolor que podríamos tratar de forma más simple en la que podríamos utilizar un analgésico simple, pero si no responde o el dolor es persistente hay que buscar una evaluación médica”, argumentó el experto.

 

Cuando las dolencias se presentan en las articulaciones

El experto resalta la importancia de identificar de dónde viene el dolor y en qué momento del día se presenta: “Si es un dolor simple, pasajero, si hay rigidez en la articulación, por ejemplo, 15 minutos en la mañana, es posible que sea por osteoartritis o artrosis. Este tipo de condiciones con un analgésico simple como paracetamol, o antiinflamatorio no esteroideo como el ibuprofeno puede que mejore”.

 

Asimismo, cuando el dolor es más bien leve y su intensidad no llega a interferir con las actividades de rutina, determinados medicamentos tópicos pueden ser una gran ayuda para el paciente. Pero si se torna una molestia persistente, el experto recomienda asistir con un especialista para hacer la evaluación correspondiente.

 

Y es que debemos tener en cuenta que al hablar de enfermedades como artritis, estamos refiriéndonos implícitamente al desgaste de la estructura de la articulación generando fricción, especialmente el hueso, el tendón y el cartílago de esa zona. Por otro lado, la artrosis abarca un proceso degenerativo donde esa estructura se va deteriorando con el tiempo, provocando la inflamación.

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Esa reacción es, justamente, la que produce el daño en la estructura ósea y en los ligamentos y que tiene como consecuencia el aumento del dolor en la zona afectada, y la limitación o pérdida del movimiento de dicha articulación.

 

“Cuando el cartílago se desgasta, es cuando los huesos se van acercando uno al otro, se pierde espacio y hay limitación del movimiento. El daño de los tendones y cartílagos hacen que la articulación esté menos sostenida porque los tendones se tornan más laxos, se estiran un poco más. Por lo tanto, esa articulación puede tener más movimiento, pero no de forma correcta y es donde podemos tener dolor al ponerle mucho estrés o uso a esa articulación”, explicó el doctor Soto.

 

Ahora bien, cuando este tipo de limitaciones y padecimientos se centran en manos o en pies, más que artritis, puede tratarse del síndrome de Raynaud, que se explica como una afectación, no necesariamente de la articulación, sino de la vasculatura que conforman estas partes del cuerpo.

“El Raynaud viene de una reacción exagerada de los cambios en temperatura; las personas que padecen de este síndrome, cuando les da frío ocurre una vasocontricción, es decir, esos vasos pequeños se contraen, reacción normal del organismo hasta cierto punto, pero, en personas con Raynaud esta reacción es exagerada. La mano se puede tornar púrpura o violeta y en casos muy fuertes o extremos, se puede interrumpir la circulación por completo, especialmente en la punta de los dedos”, afirmó el experto.

 

Este tipo de complicaciones ocurre mucho en pacientes con lupus, que también comparten sintomatología de la artritis, e igual puede ocurrir en otras condiciones del tejido conectivo como la esclerodermia.

 

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